Historia de Mónaco
Epopeya de los Grimaldi
La Roca de Mónaco sirvió de refugio para
numerosas poblaciones primitivas. En las cavernas de los jardines de
Saint-Martin se han descubierto vestigios de estas ocupaciones. Los
"Ligures", primeros habitantes sedentarios de la región, eran montañeros
habituados a trabajos duros y de una frugalidad ejemplar.
La costa y el puerto de Mónaco
eran la salida al mar de uno de estos pueblos de Ligures, los Oratelli de Peille.
Se barajan varias hipótesis sobre el orígen del nombre de Mónaco. Para algunos viene de la tribu ligure de los Monoïkos, los cuales habitaron en la Roca durante el siglo VI a.c. Para otros, el orígen es griego. En la antigüedad, el puerto de Mónaco se asoció al culto del héroe Herácles (Hércules para los romanos), aunque el nombre se asocia a menudo a la expresión "Herácles Monoïkos", que significa Herácles Solitario. Esta versión se confirma con el nombre actual del puerto principal: el Puerto Hércules.
A finales del siglo II a.c., los romanos se
instalaron en la región. Mónaco pasó a formar parte de la Provincia de los
Alpes Maritimos. En La Turbie se encuentra el Trofeo de Augusto, en honor
al triunfo de las campañas militares romanas. Durante este período, los
marinos feníceos y cartagineses prosperaron.
A partir de la caída del Imperio Romano (siglo V de nuestra era), la región fue invadida a
intervalos regulares por diferentes pueblos bárbaros. A partir del siglo
X, tras la expulsión de los Sarrasinos por el Conde de Provenza, la costa
comenzó a poblarse poco a poco.